Es una infección del sistema nervioso con un tipo de bacteria que es potencialmente mortal llamada Clostridium tetani (C tetani).




Causas

Las esporas de la bacteria C tetani se encuentran en el suelo, en las heces y en la boca (tubo gastrointestinal) de animales. En su forma de espora, la C tetani puede permanecer inactiva en el suelo. Sin embargo, puede seguir siendo infecciosa por más de 40 años.

Usted puede contraer la infección por tétanos cuando las esporas penetran en el organismo a través de una lesión o una herida. Las esporas se convierten en bacterias activas que se diseminan en el cuerpo y producen un tóxico llamado toxina tetánica (también conocido como tetanospasmina). Este tóxico bloquea las señales nerviosas de la médula espinal a los músculos, causando espasmos musculares intensos. Los espasmos pueden ser tan fuertes que desgarran los músculos o causan fracturas de la columna.

El tiempo entre la infección y el primer signo de síntomas es aproximadamente de 7 a 21 días. La mayoría de los casos de tétanos en los Estados Unidos ocurre en aquellas personas que no han sido vacunadas de manera apropiada contra la enfermedad.

Síntomas

Con frecuencia, el tétanos comienza con espasmos leves en los músculos de la mandíbula (trismo). Los espasmos también pueden afectar el tórax, el cuello, la espalda y los músculos abdominales. Los espasmos musculares de la espalda a menudo causan arqueamiento, llamado opistótonos.

Algunas veces, los espasmos afectan músculos que ayudan con la respiración, lo cual puede llevar a problemas respiratorios.

La acción muscular prolongada causa contracciones súbitas, fuertes y dolorosas de grupos musculares. Esto se denomina tetania. Estos son los episodios que pueden provocar fracturas y desgarros musculares.

Otros síntomas incluyen:
Babeo
Sudoración excesiva
Fiebre
Espasmos de la mano o del pie
Irritabilidad
Dificultad para deglutir
Micción o defecación incontrolables

Pruebas y exámenes

El médico llevará a cabo un examen físico y hará preguntas acerca de la historia clínica. No existe una prueba de laboratorio específica disponible para el diagnóstico de tétanos.

Se pueden usar exámenes para descartar meningitis, rabia, intoxicación por estricnina y otras enfermedades con síntomas similares.

Tratamiento

El tratamiento puede incluir:
Antibióticos
Reposo en cama en un ambiente calmado (luz tenue, poco ruido y temperatura estable)
Medicamentos para neutralizar el tóxico (inmunoglobulina antitetánica)
Relajantes musculares, como el diazepam
Sedantes
Cirugía para limpiar la herida y eliminar la fuente del tóxico (desbridamiento)

Puede ser necesario utilizar soporte respiratorio con oxígeno, un tubo de respiración y un respirador.

Expectativas (pronóstico)

Sin tratamiento, 1 de cada 4 personas infectadas muere. La tasa de mortalidad de los recién nacidos con tétanos sin tratamiento es incluso más alta. Con el tratamiento apropiado, menos del 15% de las personas infectadas muere.

Las heridas en la cabeza o la cara parecen ser más peligrosas que las que ocurren en otras partes del cuerpo. Si la persona sobrevive la fase aguda de la enfermedad, la recuperación por lo general es completa. Los episodios de hipoxia (carencia de oxígeno) no corregidos, ocasionados por espasmos musculares en la garganta, pueden llevar a daño cerebral irreversible.

Posibles complicaciones

Las complicaciones que se pueden presentar a raíz del tétanos incluyen:
Obstrucción de las vías respiratorias
Paro respiratorio
Insuficiencia cardíaca
Neumonía
Daño muscular

Fracturas
Daño cerebral debido a la falta de oxígeno durante los espasmos

Cuándo contactar a un profesional médico

Llame a su proveedor de atención médica cuanto antes si tiene una herida abierta, particularmente si:
Se causó la lesión al aire libre.
La herida ha entrado en contacto con el suelo.
No ha recibido refuerzo (vacuna) contra el tétanos en los últimos 5 años o no está seguro acerca del estado de sus vacunas.

Solicite una cita con el proveedor de atención si nunca ha sido vacunado contra el tétanos como adulto o como niño. Igualmente llame si sus hijos no han sido vacunados o si no se está seguro de su estado de la vacuna antitetánica.

El tratamiento precoz en el tétanos aumenta mucho las posibilidades de superar la enfermedad, por eso el diagnóstico temprano es tan importante. El tratamiento del tétanos consiste en cuatro vías de actuación:



Impedir la producción de toxina: mientras la herida siga infectada con esporas de Clostridium tetanis, estas seguirán sintetizando más y más toxina que seguirá contaminando las neuronas de nuestro cuerpo. Por eso es importante realizar un lavado profundo de la herida con agua a presión y proceder a su desbridamiento, es decir, a eliminar todo el tejido muerto y hacer que sangre para que llegue el oxígeno a toda la herida.

Neutralizar la toxina existente: con el paso anterior la fuente de origen de la toxina se elimina, pero la que ya haya pasado a la sangre y a las neuronas de nuestro organismo seguirá actuando. Para neutralizarla se debe inyectar a los enfermos inmunoglobulina antitetánica humana, son unos anticuerpos que se unen a la toxina y la inutilizan. Las inyecciones se ponen en ambos hombres y en ambos glúteos. También se suele suministrar otra dosis de la vacuna aunque la persona ya estuviese vacunada, ya que puede acelerar la activación del sistema inmune contra la toxina tetánica.

Controlar los síntomas: para impedir los espasmos y relajar en la medida de lo posible los músculos corporales se utilizan fármacos como el diazepam, que inhibe la actividad neuronal. En ocasiones los anestesistas utilizan otros fármacos más potentes como el propofol o relajantes musculares específicos. Otros síntomas como el nerviosismo o las palpitaciones se controlan con betabloqueantes, que controlan la frecuencia cardíaca.

Ingreso en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos): cualquier persona infectada con tétanos, aunque sea leve, está en peligro de muerte. Es frecuente que aparezcan espasmos espontáneos que impidan la respiración y provoquen paradas cardiorrespiratorias. Por eso es necesario un control exhaustivo del paciente en la UCI, donde los médicos podrán actuar con la tecnología necesaria en pocos segundos.

A pesar del tratamiento del tétanos, entre un 10% y un 60% de los infectados no supera la enfermedad, depende de la gravedad de la infección y lo que se tarde en comenzar el tratamiento. La mortalidad del tétanos neonatal es todavía mayor (entre el 70% y 90%).



Remedios caseros o tratamientos naturales

Hojas de tabaco: también como paliativo emplear el jugo de hojas verdes de tabaco mezclado con alguna grasa y puesto al sol o a fuego lento. Se pone tibio.



Paños: para curar el tétano en el ombligo de los recién nacidos. En la región del ombligo aplicar alternadamente: toallitas frías y calientes cada 5 minutos durante una hora. Esto para restablecer el equilibrio término y sanar al niño.

 Luego, freír una rebanada de cebolla de cabeza en aceite de cocina (sin utilizar), rociarle alcanfor en polvo. Colocarla en emplasto sobre el ombligo. Esta fórmula ha sanado a muchos niños.

Salvia: remedio casero que actúa como paliativo se puede aplicar hojas calientes de salvia sobre las mandíbulas, cerviz y columna vertebral. Friccionar también esas mismas partes con aceite caliente en el que se hierven hojas de salvia.
  
Agrega unas cuantas hojas de anamu o bien como se llame en el país donde resides mapurite machácala y el jugo de la misma viertela en la herida y hacer una infusión con la misma hoja y tomar por varios días
Una de las denominaciones de esta arma es bomba de vacío. Para la máquina de extracción de gas homónima véase bomba de vacío.



Una bomba termobárica de alto impulso (HIT), también conocida como bomba de fuel, bomba de combustible, explosivo aire-combustible (FAE o FAX), arma de "calor y presión" o bomba de vacío, consiste en un contenedor de un líquido volátil o gas a alta presión que en algunos modelos está mezclado con un explosivo finamente pulverizado y (normalmente) dos cargas explosivas separadas. Después de que el ingenio es lanzado desde una aeronave o se dispara, la primera carga explosiva (u otro mecanismo de dispersión) revienta el contenedor a una altura específica y produce la dispersión del combustible en una nube que se mezcla con el dioxígeno (antiguamente llamado oxígeno) de la atmósfera. Una vez que el combustible ya se ha mezclado lo suficiente, se detona la segunda carga que propagará la explosión (onda explosiva) por toda la nube de combustible. Así pues, se diferencia de los explosivos convencionales en el hecho de que usa como oxidante de la reacción explosiva al propio dioxígeno del aire, en vez de cargarlo en el propio artefacto explosivo.

Puede ocurrir una explosión aire-combustible accidentalmente a consecuencia de una Explosión de Vapor en Expansión por Líquido en Ebullición (BLEVE); por ejemplo, en la explosión de un tanque de gases licuados de petróleo. También son comunes las explosiones aire-combustible en silos de harinas vacíos, donde los restos de harina finamente pulverizada en suspensión pueden provocar una explosión.


1. Destrucción masiva en un solo punto

La principal característica que poseen y los hace muy eficaces, es la capacidad de proporcionar un efecto de calor y presión masiva, con una gran precisión en un solo punto, garantizando la completa eliminación del blanco.

Estos proyectiles se dividen en dos categorías: Explosivos termobáricos y FAE (combustible-aire).

Los explosivos termobáricos funcionan de la siguiente manera: Constan de un monopropelente que detona de forma muy similar al TNT, quemándose en el aire a una velocidad récord, creando una bola de fuego intensa y de una gran presión.
Los FAE funcionan de forma similar pero, el proyectil está lleno de combustible en forma de gas o líquido, que en contacto con el aire genera una "nube ardiente", que se expande por todos lados, y produce una sobrepresión que elimina al objetivo.

Las ventajas principales que proporcionan estas armas son:

— La munición termobárica es muy eficaz en terrenos urbanos, montañas, fortificaciones etc.. Como ejemplo tenemos el caso de Rusia, en el Cáucaso Norte, con el sistema TOS-1 Buratino.

— No contaminan el medio ambiente como pueden hacerlo las armas nucleares o químicas.

— Son relativamente baratas y solo son superadas en potencia por las cabezas nucleares tácticas por lo que es una defensa eficaz contra un enemigo superior.

— Son muy precisas y para el comandante de una fuerza armada es una opción muy versátil, abriendo nuevas alternativas en el campo de batalla, sobre todo en escenarios de gran complejidad.

— Dada su capacidad de destrucción hace que un enemigo, aunque sea más fuerte que el defensor, se lo piense dos veces antes de atacar.

2. Sumadija"Destructor de ciudades"

Hace unas semanas en la Feria IDEX 2017 (feria de seguridad pública y armamento celebrada en Abu Dhabi), Serbia presentó esta innovadora arma, Sumadija.


Es un cohete de clase tierra-tierra, con ojivas termobáricas y de fragmentación, capaz de destruir blancos en un radio de hasta 300 kilómetros. Elaborado por las compañías serbias Yugoimport SDPR y Edepro, el especialista Miroslav Lanzanski, señaló que esta arma era "lo que le faltaba a Serbia para prevenir una eventual participación de estados regionales", refiriéndose a una posible agresión que se pudiera realizar contra su país.

La capacidad de destrucción del misil es tal, que ha sido bautizado como "el destructor de ciudades". 

4. TOS-1 Buratino "Tormenta Infernal".

Es un sistema de lanzamisiles montado en la estructura de un T-72 equipado con misiles de un calibre de 220 milímetros con munición termobárica o incendiaria.



Sus misiles cargados de líquido inflamable tienen poco alcance (máximo 6 kilómetros) pero su efecto es devastador.

Cuando impacta la ojiva termobárica genera una "niebla incendiaria" de 2000 grados de temperatura, produciendo quemaduras letales en los seres vivos e incinerando los equipos y edificaciones enemigas.

Pero el calor infernal no es único efecto, la sobrepresión producida crea un vacío de oxígeno, que acaba con los pocos adversarios que hayan podido cubrirse de las llamas.

Los equipos e instalaciones que consigan resistir el impacto quedan inutilizados completamente, debido al daño que sufren por la combinación de altas temperaturas junto con una elevada presión.

Como señala la revista National Interest, no existe sistema en el mundo que iguale las capacidades únicas del Buratino en la destrucción de fortificaciones, trincheras y defensas enemigas.




Las estrías son  marcas que aparecen frecuentemente en algunas zonas del cuerpo, como pueden ser las piernas, los glúteos y los pechos. Estas marcas pueden ser el resultado de los cambios bruscos y repentinos de peso, ya sea de pérdida o de aumento, también se pueden presentar por el embarazo, ya que la piel se estira y se agrieta. Afortunadamente existen algunos tratamientos caseros muy efectivos para reducirlas o para desaparecerlas por completo.



Cola de caballo

El silicio es un regenerante natural que se encuentra entre los componentes de la cola de caballo, una planta medicinal que aporta una gran cantidad de beneficios para la salud. En el caso de las estrías resulta muy eficaz .

Para hacer este remedio casero sólo tienes que coger un litro de alcohol de 40°, para macerar al menos, durante un mes, cien gramos de cola de caballo. Después agregar de ocho a diez gotas de jugo de limón. Al pasar este tiempo se debe diluir con medio litro de agua.

Con esta preparación se debe masajear la zona afectada de manera circular dos veces al día.

Crema de áloe vera y aguacate

El áloe vera y el aguacate combinados tienen un gran poder para regenerar los tejidos y, por consiguiente, acabar con las estrías. Para esta preparación se necesita:
medio aguacate
una hoja de sábila o áloe vera
una cucharadita de aceite de oliva.

Se toma el aguacate y los cristales de la hoja de sábila, al igual que el aceite de oliva, y se llevan a la licuadora hasta formar una pasta muy suave, con la que haremos masajes circulares en las zonas afectadas, dejando actuar durante veinte minutos. Luego se retira con agua fría.


Crema con aguacate, avena y aceite de almendras

Esta se prepara igual que la crema anterior, cambiando el aloe vera por dos cucharadas de avena y dos de aceite de almendras. Se puede batir a mano y la aplicación se hace de la misma manera, pero se debe enjuagar con agua tibia.
Crema de aguacate, miel y limón

Al igual que las cremas anteriores se mezclan todos los ingredientes, licuados o a mano, lo importante es que quede una mezcla muy suave. Se aplica en las zonas afectadas y se deja actuar por diez o veinte minutos, al cabo de los cuales se retira con abundante agua tibia.
Hay dos versículos que arrojan una luz tal sobre este tema que nos vemos obligados a citarlos en seguida:


“Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:17).

“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6:14).

El primer versículo nos muestra el gran cambio dispensacional que tuvo lugar con la venida de Cristo. El segundo, nos muestra el resultado de ese cambio en lo que concierne al creyente. Bajo el nuevo régimen, el creyente obtiene libertad de la esclavitud del pecado.

En un sentido, la ley y la gracia son similares. Ambas nos presentan una norma muy elevada; aunque en esto la segunda sobrepasa a la primera. En todo otro respecto, la ley y la gracia son diametralmente opuestas.

La ley de Moisés fue dada en el monte de Sinaí (Éxodo 19 y 20). Dios entonces —quien apenas era conocido, por cuanto habitaba en densas tinieblas— estableció explícitamente Sus justas y santas demandas. Si los hombres obedecían, serían bendecidos; si desobedecían caían bajo la solemne maldición de la ley (Gálatas 3:10). La ley, de hecho, fue quebrantada, y la maldición merecida antes del tiempo en que las tablas de piedra alcanzasen al pueblo (Éxodo 32). El capítulo siguiente nos dice cómo Dios trató en gracia con ellos. Bajo la ley no mitigada por la gracia, ellos debían haber perecido de inmediato.

La gracia, por otro lado, significa que Dios se ha revelado plenamente a nosotros en su Hijo, y todas sus justas y santas demandas han sido satisfechas en la muerte y resurrección de Cristo, de modo que la bendición está abierta a todos. A todos los que creen se les otorga el perdón de pecados y el don del Espíritu Santo, de modo que hay poder para conformarlos a la norma, la cual, bajo la gracia, es nada menos que Cristo mismo.

La misma esencia de la ley es, pues, demanda; mientras que la esencia de la gracia es provisión.

Bajo la ley, Dios, por decirlo así, se presenta ante nosotros diciendo: «¡Dame, ríndeme tu amor y tu debida obediencia!». Bajo la gracia, en cambio, Él se presenta con las manos totalmente extendidas diciendo: «¡Toma, recibe mi amor y mi poder salvador!»

La ley dice «Haz y vive»; la gracia dice «Vive y haz».

Ahora los creyentes, como lo hemos visto, no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia. Veamos cómo sucedió esto. Leamos Gálatas 4:4-5:

“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.”

Lo que produjo el cambio es, en una palabra, la redención. Pero eso implicó la muerte del Redentor. Él debió ser hecho maldición por nosotros muriendo en el madero (Gálatas 3:13). Por tal razón el creyente está facultado a considerarse como “muerto a la ley” (Romanos 7:4). Él murió en la muerte de su Representante, el Señor Jesucristo. La ley no murió; por el contrario, nunca su majestad fue tenida más en alto que cuando Jesús murió bajo su maldición. Dos cosas, no obstante, sucedieron. Primero, una vez que la ley fue magnificada y su maldición llevada, Dios suspendió Su ira y proclamó la gracia a toda la humanidad. En segundo lugar, el creyente murió a la ley en la Persona de su gran Representante. Él, para usar el lenguaje de la Escritura, murió para ser “de otro, del que resucitó de los muertos” (Romanos 7:4), es decir, él está ahora bajo el control de otro Poder, y ese poder radica en una Persona: en el Hijo de Dios resucitado.

Con estas dos cosas se relacionan dos grandes hechos:

Primero, la ley no es el fundamento de la justificación del pecador. Él es justificado por gracia, por la sangre de Cristo, por fe. Esto se encuentra detalladamente explicado en los capítulos 3 y 4 de la epístola a los Romanos. Segundo, la ley no es la regla de vida para el creyente. Cristo es su regla de vida. Nuestros vínculos son con Cristo y no con la ley, tal como lo hemos visto (Romanos 7:4). Esto se halla perfectamente demostrado en los capítulos 3 y 4 de la Epístola a los Gálatas.

Los cristianos gálatas habían comenzado bien. Fueron convertidos bajo la predicación del Evangelio de la gracia de Dios mediante el apóstol Pablo. Luego vinieron los dañinos judaizantes —quienes eran “celosos por la ley”— y enseñaron la circuncisión y a guardar la ley. Los gálatas cayeron precisamente en esta trampa.

La respuesta de Pablo es virtualmente ésta: que la ley fue un sistema provisorio (Gálatas 3:17), añadido para poner de manifiesto las transgresiones de Israel (v. 19), y para actuar como ayo “hasta Cristo” (v. 24), como debiera traducirse. Una vez que vino Cristo, que la redención se cumplió, y que el Espíritu fue dado, el creyente deja la posición de niño menor de edad, o la de siervo, para venir a ser hijo de la casa divina, siendo así puesto en la libertad de la gracia (Gálatas 4:1-7).

Puesto que la plataforma de la gracia, sobre la cual hemos sido emplazados, es mucho más elevada que la ley, a la que hemos abandonado, volver atrás, aunque sea sólo en pensamiento, de la una a la otra, es caer. “De la gracia habéis caído” es lo que les dice el apóstol a quienes hacen esto (Gálatas 5:4).

La parábola del hijo pródigo ilustra este punto. Su pensamiento más alto no se elevaba por encima de la ley cuando dijo: “Hazme como a uno de tus jornaleros” (Lucas 15:19). Sin embargo, fue recibido en plena gracia, y, una vez dentro, le fue dado el lugar de hijo. Supóngase, no obstante, que unos días después, con el argumento de querer conservar los afectos del padre así como el lugar y los privilegios tan libremente otorgados, él comienza a trabajar como un sirviente de la casa, conformándose rígidamente a las leyes que deben cumplir los criados domésticos; ¿qué pasaría entonces? Él así habría “caído de la gracia”, y habría afligido tristemente el corazón de su padre, ya que ello hubiera sido equivalente a un voto de «desconfianza» en él.

¡Qué importante es, pues, para nosotros, “tener el corazón afirmado con la gracia”! (Hebreos 13:9).

¿Qué podemos decir de la idea de que la gracia vino con el objeto de ayudarnos a guardar la ley, de modo que vayamos al cielo de esa manera?

Sencillamente que esto es totalmente opuesto a la Escritura. En primer lugar, la idea de que guardar la ley faculta a una persona a ir al cielo es una falacia. Cuando el intérprete de la ley le preguntó al Señor: “Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?”, él fue referido a la ley y, después de haber dado un correcto resumen de sus demandas, Jesús respondió: “Bien has respondido; haz esto, y vivirás” (Lucas 10:25-28). No se dice ni una palabra acerca de ir al cielo. La vida sobre la tierra es la recompensa por guardar la ley.

En segundo lugar, la gracia fue introducida, no para ayudarnos a guardar la ley, sino para traernos salvación de su maldición por Otro que llevó esta última por nosotros. El capítulo 3 de Gálatas nos muestra esto muy claramente.

Si se requiere no obstante una confirmación adicional, léase Romanos capítulo 3, y nótese que cuando la ley ha declarado culpable a un hombre y ha hecho cerrar su boca (v. 9-19), la gracia, a través de la justicia, justifica “sin la ley” (v. 20-24).

Léase también 1.ª Timoteo. La ley fue hecha para condenar a los impíos (v. 9-10). El evangelio de la gracia presenta a Cristo Jesús quien “vino al mundo para salvar a los pecadores” (v. 15), y no, nótese bien, a ayudar a los pecadores a guardar la ley para que así puedan salvarse a sí mismos.

Si la ley no fue dada para que la guardemos y seamos así justificados, ¿para qué entonces fue dada?

Dejemos que la Escritura misma conteste:

“Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice… para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios” (Romanos 3:19).

“Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase” (Romanos 5:20).

“Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones” (Gálatas 3:19).

La ley, como toda otra institución de Dios, logró significativamente su propósito. Fue perfectamente capaz de declarar culpable y cerrar la boca del religioso más obstinado y presuntuoso. Sólo la gracia lo puede salvar.

¿Ha puesto a un lado la gracia entonces a la ley, y la ha anulado para siempre?

La gracia, personificada en Jesús, ha llevado la maldición de la ley quebrantada, redimiendo así de su maldición a todos los que creen (Gálatas 3:13).

Además, nos ha redimido de estar bajo la ley misma, y ha puesto todas nuestras relaciones con Dios sobre una plataforma totalmente nueva (Gálatas 4:4-6).

Ahora bien, si el creyente ya no está más bajo la ley, sino bajo la gracia, no debemos suponer que la ley misma es anulada ni puesta de lado. Su majestad nunca fue más tenida en alto que cuando Aquel justo sufrió como Sustituto bajo su maldición, y multitudes retrocederán de terror ante su acusación en el día del juicio (Romanos 2:12).

¿Qué daño se produce en un cristiano que adopta la ley como regla de vida?

Un gran daño. Al hacerlo, el cristiano “cae de la gracia” (Gálatas 5:4), porque la gracia no sólo lo salva, sino que también le enseña (Tito 2:11-14).

Al vivir guardando la ley, el cristiano rebaja la norma divina. Cristo, y no la ley, es la norma del creyente. Éste además se apodera así de un poder de motivación erróneo. Uno por recelo puede intentar, aunque insatisfactoriamente, guardar la ley, y tratar de regular el poder de la “carne” dentro de sí. Pero el Espíritu Santo es el poder que controla la carne y que conforma al creyente a Cristo (Gálatas 5:16-18).

Por último, él hace violencia a las relaciones en que está por la gracia de Dios. Aun cuando es un hijo en la libertad de la casa y del corazón del Padre, ¡él insiste en ponerse bajo el código de reglas formulado para hacerse cumplir en el recinto de los domésticos!

¿No hay nada de malo en todo esto? Creemos que sí.

Si se enseñara que el cristiano no está bajo la ley, ¿no conduciría eso a todo tipo de males?

Lo haría en el caso de que una persona profesara ser cristiana sin haber nacido de nuevo, o mostrara arrepentimiento, sin estar bajo la influencia de la gracia y sin haber recibido el don del Espíritu Santo.

Puesto que nadie es cristiano sin estas características, el caso toma un matiz diferente, y razonar de la manera sugerida no hace más que poner de manifiesto una deplorable ignorancia de la verdad del Evangelio.

El argumento se reduce simplemente a esto: que la única manera de que los cristianos pueden vivir vidas santas es guardando la ley, como si ellos tuviesen tan sólo una especie de naturaleza puerca, y la única manera de guardarlos fuera del fango fuese con palos. La verdad es que aunque la carne está todavía en el creyente, él también tiene la nueva naturaleza, y con ella Dios lo identifica. El creyente tiene el Espíritu de Cristo como guía, y de ahí que pueda ser puesto con seguridad bajo la gracia; porque después de todo es la gracia la que domina.

Si la gente quiere contender con esto, su contienda es contra la Escritura citada al principio.

“El pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6:14).

Hombres inconversos pueden tratar de hacer uso de la gracia como excusa para el mal, pero ésa no es ninguna razón para negar la verdad declarada en ese versículo. ¿Qué verdad hay en la Biblia de la que los hombres perversos no hayan cometido abusos?

¿Indica la Escritura la manera en que la gracia mantiene al creyente en orden, a fin de que pueda vivir una vida que agrade a Dios?

Efectivamente. Tito 2:11-15 nos proporciona la respuesta:

“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie.”

En el cristianismo la gracia no solamente salva, sino que además enseña; y ¡qué maestro efectivo resulta ser! Ella no llena nuestras cabezas de frías reglas y reglamentos, sino que somete nuestros corazones bajo la influencia del amor de Dios. Aprendemos lo que agrada a Dios tal como se ve manifestado en Jesús. Y, al tener el Espíritu Santo, comenzamos a vivir una vida sobria, justa y piadosa.

Hay una gran diferencia entre los hijos de una familia mantenidos en orden por temor al azote a causa de su mala conducta, y aquellos que viven en un hogar donde reina el amor. El orden puede reinar en el primer caso, pero terminará en una gran explosión antes que los niños entren en años. En el segundo caso, no sólo hay obediencia, sino también una respuesta gozosa a los deseos del padre, fruto de los correspondientes afectos.

Dios gobierna a sus hijos sobre la base del principio del amor, y no sobre el principio del castigo con la vara.

¡Que vivamos nuestras vidas cristianas con la feliz conciencia de esto!